

Chicharrón homanejea al flamenco y sus mujeres con compás y malabares en La Rábida
Un carromato con mucha solera daba la bienvenida a la peña itinerante de Chicharrón Circo Flamenco. De este modo Germán López nos presenta el espectáculo Sin Ojana, en el que el poderío del flamenco y la búsqueda incesante del duende se fusionan con los malabares. Unas sillas de enea, una mesa redonda tradicional y un cajón sirven para hacer bailar las bolas con mucho arte bajo la atenta mirada del público de La Rábida.
La jaranera peña familiar de Chicharrón se despliega con color y macetas de geranios mientras el artista presenta cada detalle del carromato. Por supuesto no faltaban fotografías de La Niña de los Peines, Las Grecas o Lola Flores, muy presente durante toda la actuación. El cante y el baile, con bata de cola y moño florido, se intercalaban con el “compás por malabares” y la interacción con el público, que aunque enmascarado por la COVID-19 y algo disperso por la distancia de seguridad, le lanzó a Chicharrón todos los olés que este solicitó y alguno más.
El espectáculo, de aproximadamente una hora de duración, tiene un fuerte componente de monólogo. Con mucha gracia, sensibilidad y frescura, Chicharrón va introduciendo la historia de su familia y de su infancia en una peña flamenca a la vez que hace partícipe al público del valor intangible pero eterno de todo lo que rodea el flamenco. Además, el polifacético artista aprovechó para rendir justo homenaje a las mujeres del flamenco, desde las conocidas por todos hasta las de nuestras familias; fundamentales unas y otras para mantener vivo un modo de entender la vida que Chicharrón muestra con un cariño incuestionable.
Aunque la peña itinerante se marche a otro lugar, el flamenco se queda para siempre en nuestros corazones.

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