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17 Julio 2025
Comunicados de prensa

Analista afirma en La Rábida que la crítica literaria es una herramienta de construcción y aprendizaje

Valeria Lorenzo ofrece claves sobre los errores más comunes al escribir una novela y reivindica el valor del conflicto como motor narrativo

Valeria Lorenzo, analista de textos y ponente del curso de verano Escritura práctica de novela: estructura y análisis, que se ha impartido en la sede de La Rábida de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA), ha compartido su visión sobre el análisis literario, la importancia del conflicto narrativo y el valor de la crítica constructiva en el proceso de escritura.

“Cuando una ha leído mucho, empieza a distinguir lo que es buena literatura de lo que es mero entretenimiento. Una se vuelve crítica, ya no todo lo que lee le gusta ni le parece bueno”, ha afirmado la analista, asegurando que este bagaje le permite identificar con rapidez los puntos débiles de una novela, desde fallos estructurales hasta la falta de originalidad.

Durante su intervención en el curso, ha insistido en que uno de los errores más comunes al escribir una novela es la debilidad del conflicto. “Nos centramos en que tenemos una historia bonita, en que sabemos escribir, pero olvidamos el conflicto. Sin él, a mitad de la novela el interés se pierde y el texto se diluye”, ha señalado, comparando el conflicto con la gasolina de un coche: “cuando te quedas sin gasolina, el coche se detiene. Lo mismo pasa con una historia sin conflicto”.

En su opinión, “un buen conflicto debe ser lo bastante potente como para sostener una historia larga, atrapando al personaje principal en una situación límite de la que no pueda escapar fácilmente. Esa tensión, sostiene, es lo que mantiene viva la narrativa y motiva al lector a seguir leyendo”.

Aunque se ha aventurado también en la escritura, reconoce que crear le resulta más difícil que analizar. “Corregir o hacer crítica me resulta más natural. Crear requiere silencio, una buena idea generadora y un proceso muy íntimo. Además, corregirse a uno mismo es especialmente complicado. Cuando relees tu propio texto, justo después de escribirlo, piensas que todo está bien. Pero al dejarlo reposar, afloran los errores”, ha reconocido.

Por otra parte, se ha referido a que la crítica no debe entenderse como un juicio destructivo. “No se trata de decir esto no vale, sino de señalar qué no funciona y cómo podría solucionarse. La crítica debe venir con alternativas. Ese es mi objetivo, que una obra pueda salvarse, mejorar, y no ser descartada por errores corregibles”, ha explicado.

En este sentido, ha recordado un caso ocurrido en una edición anterior del mismo curso: “una chica que escribía literatura infantil trajo un cuento y le hice correcciones detalladas; meses después me escribió para agradecerme porque había ganado un premio y se lo publicaban en Latinoamérica y España, y el jurado destacó, precisamente, los aspectos que había trabajado a partir de mis comentarios. Ese tipo de reconocimientos son los que realmente llenan”.

Lorenzo ha concluido indicando que las críticas son necesarias para crecer y no deben frustrar, porque, en su opinión “escribir bien es cuestión de oficio, de práctica, de disciplina; nada se consigue a la primera, pero con constancia se puede llegar muy lejos”.

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