La inteligencia artificial en la enseñanza de idiomas
La inteligencia artificial (IA) ha llegado también a las aulas de idiomas: corrige textos, genera actividades y permite practicar la pronunciación. Al mismo tiempo, el profesorado sigue lidiando con grupos numerosos, poco tiempo y la sensación de que “hay que ponerse al día” sin perder de vista lo esencial: que el alumnado aprenda a comunicarse mejor.
Más que preguntarse si la IA funciona, muchas docentes se preguntan cómo utilizarla con sentido pedagógico: qué puede aportar realmente, cuáles son sus límites y cómo evitar que se convierta en un atajo para hacer tareas sin aprender.
En este artículo veremos, de forma práctica:
- Qué es la IA y por qué tiene un impacto particular en la enseñanza de idiomas.
- Qué tipos de herramientas se usan ya en el aula de lenguas.
- Cómo incorporarlas al trabajo diario para apoyar el aprendizaje, sin sustituir el papel del profesorado.
Qué es la inteligencia artificial
La inteligencia artificial (IA) es un conjunto de técnicas que permiten desarrollar sistemas capaces de realizar tareas que normalmente asociamos a la inteligencia humana, como aprender de la experiencia, reconocer patrones, razonar, tomar decisiones o resolver problemas.
Para hacerlo, estos sistemas procesan grandes volúmenes de datos, detectan regularidades y ajustan su comportamiento en función de ellas. A partir de esos datos, pueden predecir resultados, proponer respuestas o elegir la opción más adecuada sin que una persona tenga que indicarles cada paso.
Tipos de inteligencia artificial aplicados en la enseñanza de idiomas

IA generativa: creación de textos y diálogos
La IA generativa se basa en modelos de lenguaje entrenados con grandes cantidades de texto para producir contenido nuevo y coherente. En la enseñanza de idiomas permite, entre otras posibilidades, crear ejemplos, reformular frases, generar diálogos modelo o proponer actividades de escritura adaptadas al nivel del alumnado.
Reconocimiento automático del habla (ASR): evaluación de pronunciación
El reconocimiento automático del habla convierte la voz del alumnado en texto y la compara con un modelo de referencia. De este modo puede detectar errores de pronunciación, entonación o ritmo y ofrecer un feedback inmediato, útil para practicar la expresión oral de forma autónoma.
Sistemas de recomendación: ejercicios personalizados
Los sistemas de recomendación analizan el rendimiento del alumnado (aciertos, errores, tiempo dedicado, temas trabajados) y sugieren actividades ajustadas a sus necesidades. En la enseñanza de idiomas se utilizan para proponer ejercicios de vocabulario, gramática o comprensión adaptados al nivel y al progreso real de cada estudiante.
Analítica del aprendizaje: seguimiento del progreso
La analítica del aprendizaje recoge y organiza datos sobre el uso de las plataformas (qué hace el alumnado, cuándo lo hace y con qué resultados). A partir de esos datos, ofrece indicadores sobre el progreso, las dificultades y los patrones de trabajo, lo que ayuda al docente a tomar decisiones informadas sobre refuerzo, ritmo y evaluación.
Chatbots y tutores inteligentes: conversación realista
Los chatbots y tutores inteligentes son sistemas capaces de mantener diálogos en lenguaje natural. En la enseñanza de idiomas permiten practicar conversaciones simuladas, plantear preguntas, resolver dudas y guiar actividades comunicativas en un entorno seguro, en el que el alumnado puede equivocarse, recibir ayuda y volver a intentarlo tantas veces como necesite.
Por qué la inteligencia artificial tiene un impacto específico en la enseñanza de idiomas
La inteligencia artificial tiene un impacto especialmente relevante en la enseñanza de idiomas porque trabaja con el mismo material que utilizan docentes y estudiantes: el lenguaje. Su utilidad en este ámbito se concreta en varias funciones clave:
- Analiza cómo usa la lengua el alumnado y genera respuestas ajustadas a cada situación.
- Comprende lo que el alumnado escribe o dice mediante técnicas de procesamiento del lenguaje natural (NLP).
- Detecta errores y ofrece explicaciones o ejemplos adecuados al contexto.
- Evalúa la pronunciación a través del reconocimiento automático del habla, proporcionando feedback inmediato.
- Adapta el nivel de dificultad y el tipo de actividades según el rendimiento del estudiante.
- Simula conversaciones y escenarios comunicativos para practicar la lengua en contextos variados.
En conjunto, facilita experiencias de aprendizaje más personalizadas y continuas que las que se logran únicamente con materiales estáticos y permite un acompañamiento más ajustado a las necesidades lingüísticas reales de cada estudiante.
Herramientas de inteligencia artificial en la enseñanza de idiomas
Asistentes de escritura y gramática
Correctores avanzados
Los correctores avanzados son herramientas de inteligencia artificial que analizan textos escritos para detectar errores gramaticales, ortográficos, de puntuación y de estilo. No se limitan a subrayar fallos, sino que proponen alternativas y explican por qué una opción resulta más adecuada que otra.
Entre los ejemplos más extendidos se encuentran Grammarly o LanguageTool, que funcionan como extensiones del navegador, aplicaciones de escritorio o complementos integrados en procesadores de texto y plataformas de aprendizaje.
En el aula de idiomas pueden utilizarse para:
- Revisar redacciones individuales antes de la entrega final.
- Trabajar sobre un mismo texto proyectado en clase y comentar las sugerencias del corrector.
- Comparar la versión inicial de un texto del alumnado con la versión revisada, para identificar patrones de error.
Sus principales ventajas son:
- Ofrecen feedback inmediato sobre errores frecuentes.
- Ayudan al alumnado a tomar conciencia de sus puntos débiles al escribir.
- Permiten al docente dedicar más tiempo a aspectos discursivos y menos a la corrección mecánica.
IA generativa para creación de material didáctico
Generación de ejercicios
La IA generativa permite crear ejercicios de gramática, vocabulario, comprensión lectora u otras destrezas a partir de instrucciones en lenguaje natural. El docente describe qué quiere conseguir y la herramienta propone actividades adaptadas.
Ejemplo de prompt:
Genera 5 ejercicios de rellenar huecos para un nivel B1 de inglés sobre el uso de present perfect vs. past simple. Incluye las soluciones al final.
Adaptación de textos a distintos niveles
La IA generativa puede reescribir un mismo texto con distintos grados de dificultad léxica y sintáctica. Esto permite trabajar un mismo contenido con grupos heterogéneos o con estudiantes que necesitan más apoyo.
Ejemplo de prompt:
Adapta este texto sobre cambio climático a un nivel A2 de inglés. Simplifica el vocabulario y las estructuras, pero mantén las ideas principales.
Creación de diálogos y role plays
Los modelos generativos pueden producir diálogos y situaciones de role play ajustados a un contexto concreto (viajes, entrevistas de trabajo, atención al público, etc.), listos para usar en actividades orales.
Ejemplo de prompt:
Crea un diálogo de 12 intervenciones entre un cliente y un recepcionista de hotel en inglés (nivel B1). Incluye expresiones útiles para hacer una reserva y resolver un problema con la habitación.
Generación de rúbricas de evaluación
La IA generativa puede ayudar a elaborar rúbricas de evaluación claras y alineadas con los objetivos de la tarea, definiendo criterios y niveles de logro para producciones orales o escritas.
Ejemplo de prompt:
Diseña una rúbrica sencilla para evaluar una redacción de opinión en inglés (150–180 palabras, nivel B2). Incluye criterios de contenido, organización, vocabulario y gramática, con 4 niveles de logro.
Personalización del aprendizaje y trabajo de vocabulario
Plataformas de aprendizaje adaptativo
Las plataformas de aprendizaje adaptativo son entornos digitales que ajustan automáticamente el tipo y la dificultad de las actividades según el rendimiento del alumnado. Utilizan algoritmos de IA para decidir qué ejercicio mostrar a continuación en función de aciertos, errores y tiempo de respuesta.
Ejemplos habituales son Duolingo, Babbel o Busuu, que combinan ejercicios breves de comprensión, vocabulario y gramática con un sistema de progresión por niveles.
Suelen funcionar de la siguiente manera:
- Registran cada interacción del alumnado (respuesta correcta, incorrecta, tiempo empleado).
- Estiman el dominio de cada contenido y deciden cuándo reforzarlo o introducir nuevos elementos.
- Ajustan la frecuencia y el tipo de ejercicio en función del rendimiento.
Sus ventajas principales son:
- Permiten que cada estudiante avance a su propio ritmo.
- Ofrecen práctica constante en formato breve y accesible desde cualquier dispositivo.
- Proporcionan al docente información sobre el progreso y las dificultades del grupo.
Herramientas de vocabulario con repetición espaciada
Las herramientas de repetición espaciada, como Anki o Quizlet, se basan en algoritmos que programan las revisiones de tarjetas de vocabulario en intervalos crecientes. El objetivo es repasar cada palabra justo antes de que el alumnado esté a punto de olvidarla.
Combinadas con IA generativa, estas herramientas pueden:
- Crear listas de vocabulario a partir de un texto trabajado en clase.
- Generar ejemplos de uso en contexto para cada palabra o expresión.
- Proponer sinónimos, antónimos o colocaciones relevantes.
Entre sus ventajas destacan:
- Facilitan la memorización a largo plazo con un tiempo de estudio reducido.
- Permiten personalizar el vocabulario según los intereses y necesidades del alumnado.
- Favorecen el estudio autónomo, tanto dentro como fuera del aula.
Cómo utilizar la inteligencia artificial para enseñar idiomas
El reto principal para muchos docentes no es tanto comprobar si la IA sirve para aprender idiomas, sino evitar que el alumnado la utilice únicamente para hacer trampas, copiar tareas o no estudiar. El objetivo de este apartado es ofrecer pautas claras para que la IA se convierta en una herramienta de aprendizaje y no en un simple atajo.
Definir para qué se puede usar la IA y para qué no
Antes de empezar a trabajar con IA en el aula, es importante explicar al alumnado qué usos son aceptables y cuáles no.
Conviene:
- Dejar claro que la IA puede utilizarse para practicar, revisar, pedir aclaraciones o generar ideas, pero no para entregar como propio un texto que ha escrito íntegramente la herramienta.
- Acordar ejemplos concretos de usos permitidos (revisar una redacción, pedir sinónimos, simplificar un texto difícil) y de usos que se considerarán copia.
- Incluir estas normas en la programación o en la rúbrica de la asignatura, de modo que el alumnado entienda que forman parte de los criterios de evaluación.
Diseñar tareas en las que la IA forme parte del proceso, no solo del resultado
Para que la IA no se convierta en un atajo, conviene plantear actividades en las que el valor esté en el proceso de trabajo, no solo en el producto final.
Algunas estrategias útiles son:
- Pedir que el alumnado muestre el proceso completo: prompts utilizados, respuesta inicial de la IA y versión final revisada por la persona estudiante.
- Diseñar tareas en las que la IA genere un primer borrador y el alumnado deba corregirlo, ampliarlo o adaptarlo a un contexto concreto.
- Incluir pasos obligatorios de reflexión, como explicar qué cambios se han realizado sobre la propuesta de la IA y por qué.
Usar la IA como apoyo a la práctica, no como sustituto del esfuerzo
La IA puede ayudar a practicar destrezas lingüísticas si se utiliza de forma guiada y con objetivos claros.
Por ejemplo:
- Para la expresión escrita: pedir al alumnado que redacte un texto, utilizar la IA únicamente para obtener sugerencias de mejora y revisar críticamente esas sugerencias.
- Para el trabajo de vocabulario: generar listas de palabras o ejemplos de uso y trabajar después con actividades propias (juegos, debates, ejercicios de transformación).
- Para la comprensión: solicitar a la IA explicaciones más sencillas de un texto complejo y utilizar esas explicaciones como puente, no como sustituto del texto original.
Hacer visible el uso responsable de la IA en la evaluación
Si la evaluación solo valora el producto final, es más probable que el alumnado use la IA para copiar. Cuando se valora también el proceso, el uso responsable adquiere más peso.
Algunas opciones son:
- Pedir diarios de aprendizaje o breves reflexiones sobre cómo han utilizado la IA en una tarea concreta.
- Incluir en la rúbrica criterios relacionados con el uso adecuado de herramientas digitales y la capacidad de revisión crítica.
- Combinar tareas en las que la IA puede intervenir (trabajo en casa, proyectos) con momentos de producción controlada en el aula (exposiciones orales, redacciones en clase, debates) que permitan comprobar el nivel real del alumnado.
Trabajar la mirada crítica hacia las respuestas de la IA
Parte del aprendizaje consiste en enseñar al alumnado que la IA no es infalible y que su papel no es copiar lo que dice, sino saber utilizarla de forma crítica.
Para ello se pueden plantear actividades como:
- Detectar errores o imprecisiones en textos generados por IA.
- Comparar diferentes respuestas de IA a la misma pregunta y discutir cuál se ajusta mejor a los objetivos de la tarea.
En todo momento conviene reforzar la idea de que la IA es una herramienta de apoyo, no un sustituto del propio trabajo lingüístico.
Ideas clave para el profesorado de idiomas
Integrar la inteligencia artificial en la enseñanza de idiomas no implica cambiarlo todo de la noche a la mañana, sino incorporar nuevas herramientas allí donde aportan valor: más práctica significativa, mejor feedback y un seguimiento más ajustado al ritmo de cada estudiante.
En última instancia, la clave no está en la tecnología, sino en los criterios con los que se usa. Para el profesorado de lenguas, esto pasa por:
- Mantener el foco en los objetivos comunicativos y pedagógicos.
- Diseñar tareas donde la IA acompañe el proceso, no lo sustituya.
- Fomentar una mirada crítica y responsable en el uso de estas herramientas.
Desde esta perspectiva, la IA deja de ser una amenaza o una moda pasajera y se convierte en un aliado para seguir mejorando la experiencia de aprendizaje de idiomas, siempre con el criterio docente en el centro.