

El magistrado Eugenio Frías considera “esencial” el papel del perito en el proceso judicial
El miembro de la Sala de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia Nacional ha participado en el curso de verano sobre peritación de la UNIA en La Rábida
El magistrado de la Sala de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia Nacional Eugenio Frías ha comentado que, cuando en un proceso judicial entra en juego una actuación médica, el papel del perito se vuelve “esencial”, ya que su informe técnico permite al tribunal comprender aspectos clínicos complejos y determinar si ha existido o no una mala praxis. Así lo ha explicado en una entrevista concedida con motivo de su participación en el curso de verano sobre peritación de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) en La Rábida.
Asimismo, ha subrayado la importancia de una prueba pericial “bien fundamentada, clara y objetiva”. “La prueba pericial no es un complemento, es una herramienta esencial. Sin ella, en muchos casos, sería imposible acreditar los hechos que sustentan una reclamación judicial”, sostiene Frías.
El magistrado abordó el papel central que desempeña el informe pericial, especialmente en el ámbito sanitario, donde los jueces deben tomar decisiones sobre aspectos médicos altamente técnicos y no siempre con conocimientos especializados.
“El perito —añade— no está para opinar, sino para explicar. No basta con emitir un juicio experto. El perito debe justificar sus conclusiones, especificar los antecedentes valorados, los métodos empleados y responder con claridad a las preguntas planteadas por las partes y el tribunal. El dictamen debe ser comprensible para quienes no son especialistas en medicina ni odontología, y eso exige una capacidad de síntesis y comunicación nada sencilla”.
Su intervención formó parte del curso La prueba pericial médica y odontológica, que la UNIA ha diseñado como respuesta a un contexto judicial donde la especialización sanitaria se cruza cada vez más con la responsabilidad legal. En un entorno de creciente judicialización de la práctica clínica, la figura del perito médico o dentista se convierte en un actor indispensable, en opinión del magistrado, quien considera, además, que ejercer esa función implica más que saber medicina: requiere formación en derecho procesal, habilidades de comunicación y un profundo respeto por los principios deontológicos que rigen el proceso judicial.
Según ha explicado Frías, existen dos grandes tipos de prueba pericial: la de parte —aportada por los litigantes junto a su demanda— y la designada judicialmente, cuando es el propio juzgado quien elige al perito. En ambos casos, la imparcialidad es obligatoria, ha recalcado, agregando que “el perito jura objetividad y, si existen dudas sobre su neutralidad, el sistema judicial tiene vías para fiscalizar su actuación”.
En el caso de que dos informes periciales lleguen a conclusiones opuestas, es el tribunal quien debe valorar cuál de ellos resulta más fiable, y para ello se atiende a la solidez de la metodología, la claridad del razonamiento, la experiencia del perito y la lógica interna del dictamen ha explicado el magistrado, añadiendo que “la pericia aporta aquello que el Derecho por sí solo no puede alcanzar: el conocimiento técnico. A través de ella se construye la convicción judicial sobre los hechos y se determina si hay o no responsabilidad. Por eso, en el ámbito sanitario, su papel es insustituible”.

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