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La importancia de la música en la cultura y desarrollo local

28 May 2025

La música no es solo una manifestación artística: es también un recurso territorial con capacidad para activar redes sociales, generar empleo, preservar identidades y reforzar la cohesión local. Sin embargo, rara vez se analiza desde esta perspectiva funcional y estructural, a pesar de la importancia de la música en estos procesos.

Este artículo propone una mirada integral al patrimonio musical como herramienta de desarrollo sostenible. A lo largo del texto se abordan sus formas de transmisión, su vinculación con el territorio, su papel en la agenda pública y las condiciones necesarias para que estas iniciativas puedan sostenerse en el tiempo.

No se trata de una reflexión simbólica, sino de un recorrido técnico por los factores que permiten —o impiden— que la música tradicional se consolide como un eje de intervención cultural, social y económica. Un enfoque especialmente útil para quienes trabajan, investigan o se están formando en este campo.

La música como patrimonio cultural vivo

La UNESCO define el patrimonio cultural inmaterial como el conjunto de prácticas, conocimientos y expresiones que las comunidades reconocen como parte de su identidad colectiva. Este legado se transmite de generación en generación y se mantiene vigente a través del uso continuado en la vida cotidiana. La música tradicional forma parte de este conjunto, junto con otras manifestaciones como la danza, los rituales o la narración oral.

El patrimonio musical engloba repertorios, estilos y formas de interpretación que poseen un significado cultural compartido. No se trata de música concebida para la industria o el espectáculo, sino de expresiones estrechamente ligadas a la historia, los valores y las dinámicas sociales de una comunidad.

Su preservación no depende de que esté escrita o grabada, sino de que siga practicándose en contextos concretos. Es una forma de herencia activa: se adapta con el tiempo, se reformula según las circunstancias, y continúa siendo relevante porque cumple una función viva dentro del grupo que la sostiene.

Fuente: UNESCO, Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial (2003).

Cómo se transmite el patrimonio musical

La música tradicional no suele aprenderse en aulas formales ni a través de materiales escritos. Su continuidad depende de formas de transmisión cercanas, comunitarias y sostenidas en la práctica cotidiana.

Uno de los mecanismos más habituales es la oralidad. Repertorios, estilos o textos se enseñan de oído, mediante la repetición y la observación directa. Este aprendizaje ocurre, en muchos casos, dentro del entorno familiar o en grupos locales donde los jóvenes interiorizan lo que escuchan de generaciones anteriores.

También juega un papel fundamental la participación en celebraciones colectivas. Fiestas patronales, carnavales, romerías o actos religiosos no solo son escenarios de interpretación, sino espacios donde se refuerzan los vínculos sociales y culturales. En ellos, interpretar una melodía forma parte de una práctica compartida con valor simbólico.

A estas formas tradicionales se suman hoy estructuras más organizadas, como agrupaciones vecinales, peñas culturales o escuelas rurales, que contribuyen a mantener repertorios locales. Estos espacios combinan la enseñanza con el fortalecimiento del arraigo territorial y la transmisión contextualizada.

En zonas del suroeste peninsular, por ejemplo, el fandango continúa aprendiéndose en ámbitos comunitarios, donde la vivencia directa prevalece sobre la enseñanza reglada. Lo esencial no es la técnica escrita, sino el saber transmitido entre personas que comparten un mismo entorno cultural.

Estas formas de continuidad no son estáticas. Aunque permiten variaciones y adaptaciones, mantienen un principio esencial: la música perdura porque forma parte activa de la vida de quienes la comparten.

Ejemplos de repertorios vinculados a territorios

Algunos repertorios tradicionales muestran con claridad la conexión entre música, territorio y comunidad, lo que pone de relieve la importancia de la música como expresión viva de identidad local. Su continuidad no depende de circuitos comerciales o académicos, sino de prácticas sociales que les dan sentido en contextos concretos.

Flamenco (Andalucía)

Reconocido por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2010, el flamenco mantiene una fuerte presencia en la vida cotidiana de muchas comunidades andaluzas.
Más allá de los escenarios profesionales, se expresa y se transmite en:

  • Peñas flamencas.

  • Reuniones familiares.

  • Fiestas locales y celebraciones religiosas, como la Semana Santa.

Su vitalidad reside en el arraigo emocional, la transmisión entre generaciones y su papel como símbolo identitario compartido.

Música andalusí (España – Marruecos)

Con origen en la tradición musical medieval del Al-Ándalus, este repertorio ha sobrevivido durante siglos a ambos lados del Mediterráneo.
Actualmente forma parte de:

  • Escuelas especializadas y archivos históricos.

  • Actos culturales y celebraciones populares, especialmente en el norte de África.

Pese a su complejidad formal, conserva una dimensión oral y comunitaria que refuerza su continuidad como expresión patrimonial transnacional.

Repertorios de tradición oral (zonas rurales de España y América Latina)

Romances, coplas, nanas o danzas procesionales se mantienen en numerosos contextos rurales donde la transmisión musical ocurre fuera del marco institucional.
Su continuidad se apoya en:

  • Fiestas patronales y ritos locales.

  • Espacios colectivos ligados al trabajo, la familia o la comunidad.

  • El compromiso de intérpretes y cronistas locales, que recogen, adaptan y enseñan estos repertorios de forma no formal.

El Archivo de la Palabra, del Centro de Documentación Musical de Andalucía, ha registrado muchas de estas expresiones, reconociendo su valor como parte del paisaje sonoro y de la memoria cultural de distintas regiones.

La importancia de la música en la construcción de la identidad cultural y la memoria colectiva

La música tradicional no solo pertenece a una comunidad: ayuda a definirla. A través del repertorio, una sociedad transmite cómo se ve a sí misma, qué valora y cómo interpreta su historia.

Muchos repertorios locales incluyen referencias directas a formas de vida, celebraciones, relaciones sociales o espacios compartidos. En ellos se codifican lenguas, costumbres y emociones colectivas que no suelen estar presentes en otros canales culturales.

En contextos rurales o minoritarios, mantener la música propia es una forma de resistencia cultural. Cuando desaparecen el idioma, los oficios o el territorio, el repertorio musical sigue funcionando como vínculo de pertenencia.

También actúa como memoria colectiva. Canciones, coplas o nanas recogen episodios que no figuran en archivos oficiales: desplazamientos, luchas locales, pérdidas o alegrías comunitarias. La música permite que esa memoria se escuche, se recuerde y se comparta.

Hoy, esa identidad se ve tensionada por la estandarización cultural. En un mundo donde todo tiende a sonar igual, los repertorios tradicionales sostienen la diversidad musical y ofrecen referencias propias frente a la homogeneización.

Por eso proteger estas expresiones no es solo preservar el pasado. Es garantizar que las comunidades sigan teniendo una voz reconocible en un entorno cada vez más uniforme.

 

Iniciativas musicales como estructuras de activación local

Las iniciativas musicales con impacto territorial no se limitan a eventos aislados. Funcionan como estructuras culturales sostenidas que movilizan recursos, activan repertorios patrimoniales y generan participación constante en el entorno local.

Agrupaciones musicales estables

Bandas, coros o grupos tradicionales con actividad regular desempeñan funciones clave:

  • Dinamizan la vida social del municipio.

  • Movilizan diferentes generaciones en torno a un repertorio común.

  • Establecen vínculos con centros educativos, asociaciones y entidades locales.

Escuelas de música con orientación patrimonial

En zonas rurales o periféricas, muchas escuelas:

  • Recuperan y enseñan repertorios propios del territorio.

  • Funcionan como espacios de aprendizaje y convivencia intergeneracional.

  • Actúan como centros de referencia cultural, más allá de su labor formativa.

Festivales con anclaje territorial

Cuando se vinculan al contexto local, los festivales:

  • Visibilizan el patrimonio musical propio.

  • Reactivan espacios públicos y generan programación cultural descentralizada.

  • Contribuyen a la proyección del municipio sin descontextualizar la tradición.

Archivos sonoros y centros de documentación

Infraestructuras especializadas que:

  • Recogen, conservan y digitalizan materiales musicales de valor patrimonial.

  • Permiten el acceso comunitario y usos educativos o creativos.

  • Se integran como nodos de memoria y acción cultural en el territorio.

Estas iniciativas, cuando se sostienen en el tiempo, funcionan como dispositivos culturales permanentes. No solo preservan la música local: la activan, la contextualizan y la convierten en motor de desarrollo estructurado.

Impacto económico y funcional en el territorio

Las iniciativas musicales con base local no solo generan actividad cultural: también activan procesos económicos concretos que benefician al territorio.

Empleo directo

Proyectos como agrupaciones, festivales o escuelas de música requieren la contratación de:

  • Músicos, intérpretes y docentes.

  • Técnicos de sonido e iluminación.

  • Personal de producción, montaje y logística.

Estas contrataciones suelen implicar a profesionales del entorno, favoreciendo el trabajo local cualificado.

Impacto en sectores asociados

La actividad musical sostenida impulsa el movimiento en otros sectores del territorio:

  • Hostelería y alojamiento durante eventos y formaciones.

  • Artesanía local (luthiers, vestuario, diseño gráfico).

  • Transporte, servicios técnicos y alimentación.

Estas sinergias contribuyen a la dinamización económica indirecta, especialmente en zonas con baja densidad empresarial.

Microeconomías culturales

A partir de estas iniciativas se desarrollan pequeñas redes productivas basadas en la cultura:

  • Cooperativas de producción musical.

  • Empresas familiares de servicios culturales.

  • Proyectos mixtos de formación, difusión y creación.

Estas microeconomías fortalecen el tejido productivo y fomentan modelos de emprendimiento ligados al entorno y a su identidad sonora.

Sostenibilidad territorial

Cuando estas estructuras reinvierten recursos en el propio territorio —en forma de formación, equipamientos o mantenimiento de espacios—, contribuyen a construir modelos sostenibles.
No se trata solo de generar ingresos puntuales, sino de establecer circuitos económicos estables donde la cultura se convierte en un factor estructural del desarrollo local.

Redes sociales, cohesión local y función comunitaria

Las iniciativas musicales con continuidad en el territorio no solo generan actividad artística o económica. También actúan como infraestructuras sociales no formales que articulan relaciones y refuerzan el entramado relacional del entorno local.

Relaciones intergeneracionales

La participación en agrupaciones musicales, talleres o ensayos colectivos favorece el contacto regular entre generaciones.

  • Personas mayores transmiten repertorios, formas de hacer o saberes técnicos.

  • Jóvenes se incorporan a prácticas musicales con valor local, no solo como intérpretes, sino como organizadores o colaboradores.
    Este proceso establece vínculos estables de transferencia horizontal y no jerárquica, difíciles de replicar en otros espacios comunitarios.

Articulación de redes locales

La organización de actividades musicales (festivales, ciclos formativos, ensayos abiertos) requiere la coordinación entre múltiples actores del territorio:

  • Asociaciones vecinales y culturales.

  • Centros educativos, comercios, entidades sociales.

  • Equipos técnicos y logísticos vinculados al municipio.
    Estas redes crean espacios operativos de cooperación local, sostenidos en la acción más que en la planificación formal.

Espacios compartidos y activación comunitaria

La música permite reactivar lugares infrautilizados (plazas, centros cívicos, locales vecinales) y darles una función concreta: la movilización del tejido social.
Estas acciones no dependen de grandes inversiones, sino de la capacidad de generar acuerdos en torno a una actividad reconocida por su valor organizativo.

Al mantenerse en el tiempo, este tipo de prácticas no solo ofrece programación cultural: construye relaciones funcionales entre agentes que habitualmente no interactúan

Cultura y sostenibilidad: la música en la agenda pública

El patrimonio musical ha adquirido un papel estratégico dentro de las políticas públicas contemporáneas. Su capacidad para movilizar colectivos diversos, fortalecer vínculos sociales y activar dinámicas locales lo sitúa como una herramienta eficaz en programas de inclusión, participación ciudadana y desarrollo cultural.

En este contexto, la música se vincula de forma directa con varios Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Aunque la cultura no aparece como un objetivo autónomo en la Agenda 2030, su dimensión transversal está presente en acciones orientadas a:

  • ODS 4 – Educación de calidad: uso de la música en procesos pedagógicos inclusivos, especialmente en contextos rurales o con baja cobertura institucional.

  • ODS 5 y 10 – Igualdad de género y reducción de desigualdades: proyectos que garantizan la participación de mujeres, juventudes o grupos minorizados.

  • ODS 8 – Trabajo decente y crecimiento económico: empleo cultural vinculado a proyectos patrimoniales sostenibles.

  • ODS 11 – Ciudades y comunidades sostenibles: integración del patrimonio sonoro en modelos de ciudad o territorio que reconocen su valor como recurso local.

La inclusión de la música en políticas culturales actuales se manifiesta especialmente en entornos rurales o descentralizados. Allí, el patrimonio musical cumple funciones que van más allá de lo expresivo:

  • Estructura programación cultural estable.

  • Refuerza el uso social de los espacios públicos.

  • Aporta continuidad a iniciativas que de otro modo dependerían exclusivamente del esfuerzo ciudadano.

Este enfoque ha sido adoptado por múltiples redes y programas institucionales. Algunos ejemplos relevantes:

  • Ibermúsicas e Ibercultura Viva: plataformas iberoamericanas que apoyan proyectos musicales con impacto comunitario.

  • Creative Europe, LEADER o Interreg: programas europeos donde la música se incorpora a iniciativas de desarrollo rural, innovación social o cooperación transfronteriza.

  • Planes culturales municipales y autonómicos: integran repertorios locales en estrategias educativas, de participación ciudadana o de regeneración urbana.

Integrar el patrimonio musical en la planificación pública permite que deje de depender de acciones puntuales. Supone dotarlo de objetivos, recursos y continuidad dentro de una estrategia territorial clara. Así, la música se convierte en una herramienta de intervención con capacidad real de transformación estructural.

Condiciones y límites para consolidar la música como recurso local

El reconocimiento del valor cultural de la música tradicional no siempre se traduce en condiciones favorables para su consolidación como recurso territorial. A pesar de la importancia de la música en la vida comunitaria y en la construcción de identidad, existen obstáculos estructurales que dificultan que estas iniciativas evolucionen más allá de lo simbólico o lo puntual.

Falta de financiación estable
La mayoría de proyectos musicales de base local dependen de convocatorias esporádicas, autofinanciación o apoyo voluntario. La ausencia de presupuestos recurrentes impide planificar, consolidar equipos técnicos o mantener espacios de trabajo continuados.

Bajo reconocimiento institucional
Estas iniciativas suelen quedar fuera de los planes culturales estratégicos. Se consideran expresiones comunitarias o tradicionales, pero no se integran como parte de una política cultural estructurada. Esto debilita su capacidad para acceder a recursos, formar parte de redes o profesionalizar sus prácticas.

Uso turístico descontextualizado
La proyección de repertorios patrimoniales en contextos turísticos sin mediación cultural adecuada puede vaciar su sentido. La repetición estandarizada de estas expresiones convierte la práctica viva en espectáculo y desplaza a los portadores legítimos del proceso.

Dificultades para articular redes rurales o independientes
En entornos con escasa infraestructura cultural, los agentes implicados en proyectos musicales trabajan en aislamiento. Las condiciones técnicas, logísticas o de conectividad dificultan establecer redes profesionales sostenibles entre municipios, comarcas o regiones.

Carencia de perfiles con capacidad de gestión cultural
Muchos proyectos se sostienen gracias al compromiso artístico o comunitario, pero carecen de personas con formación en planificación, evaluación o desarrollo territorial. Esto limita su sostenibilidad y dificulta su inserción en programas más amplios de acción pública.

Ausencia de marcos integrales de actuación
Falta una visión que articule identidad cultural, gestión y planificación a largo plazo. Las acciones suelen responder a iniciativas dispersas, sin coordinación ni seguimiento. Este enfoque fragmentado reduce el impacto real y compromete la continuidad.

Estas limitaciones no invalidan el potencial del patrimonio musical como recurso local, pero sí condicionan su desarrollo efectivo. Sin estructuras de apoyo sólidas, marcos estratégicos y capacidad técnica, las iniciativas culturales con base musical difícilmente podrán sostenerse en el tiempo o escalar su impacto.

Capacitación profesional para proyectos musicales sostenibles

Muchos de los proyectos culturales con base musical que nacen con fuerza en su territorio fracasan a medio plazo. No por falta de motivación o arraigo, sino por no contar con los conocimientos y herramientas necesarias para sostenerse en el tiempo. La profesionalización no es un valor añadido: es una condición para garantizar continuidad, estructura e impacto.

Para que una iniciativa musical patrimonial evolucione desde lo local a lo estratégico, se requieren competencias específicas que van más allá de la interpretación o el conocimiento del repertorio. Entre las más relevantes:

  • Gestión cultural: planificación, evaluación, coordinación de agentes, captación de recursos.

  • Documentación y digitalización: uso de tecnologías aplicadas al registro, preservación y difusión del patrimonio sonoro.

  • Mediación y dinamización comunitaria: diseño de proyectos con impacto social real, articulación con colectivos diversos.

  • Capacidad para trabajar en entornos institucionales: comprender cómo funcionan las políticas culturales y saber insertarse en ellas.

Esto exige un perfil profesional complejo y cada vez más demandado: un músico-investigador-gestor, capaz de combinar conocimiento artístico, rigor académico y visión operativa. Un perfil que puede liderar proyectos, conectar con redes culturales, elaborar propuestas viables y dialogar con instituciones públicas o privadas.

Hoy, muchas iniciativas fracasan porque siguen dependiendo de estructuras informales, sin referentes técnicos ni planificación estratégica. Se repiten esfuerzos, se pierden oportunidades de financiación y se dificulta su consolidación dentro de políticas culturales a largo plazo.

Formarse específicamente en este ámbito es el paso que convierte la vocación en acción profesional. El Máster Universitario en Patrimonio Musical de la Universidad Internacional de Andalucía ofrece ese marco: una formación avanzada que integra investigación, práctica y conexión con proyectos reales. Con un enfoque interdisciplinar, permite adquirir las competencias necesarias para impulsar iniciativas culturales sostenibles, tanto desde lo artístico como desde la gestión.

En el contexto actual, formar perfiles capaces de unir conocimiento artístico, capacidad de gestión y visión estratégica no es opcional: es lo que permite que un proyecto musical patrimonial se sostenga en el tiempo y tenga un verdadero impacto en su entorno.

Da el paso: profesionaliza tu futuro en el ámbito del patrimonio musical.