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TikTok y juventud: el nuevo escenario de la política

02 Junio 2025

El auge imparable de TikTok en la vida digital de la juventud es un hecho innegable. Con más de 1.500 millones de usuarios activos y una presencia dominante en el segmento menor de 30 años, lo que en apariencia es una plataforma de entretenimiento, se ha transformado silenciosamente en un epicentro de discursos políticos y participación cívica informal. Esta evolución no es un mero capricho tecnológico; es el reflejo de una transición más profunda en la forma en que los jóvenes se informan, interactúan y construyen su visión del mundo.

Este artículo se adentra en cómo TikTok, a través de su potente algoritmo de recomendación y las relaciones parasociales que fomenta, está reconfigurando el espacio político juvenil. Exploraremos cómo los mensajes ideológicos se integran en el contenido cotidiano, la forma en que se construye la opinión pública en microcomunidades y las dinámicas del trolling político como nueva forma de confrontación simbólica. Más allá de la instantaneidad, proponemos un análisis histórico del presente, demostrando que lo que observamos en TikTok es ya parte de nuestra historia en tiempo real, un campo fértil y necesario para la investigación académica actual.

Cómo TikTok reconfigura el espacio político juvenil

La integración de TikTok en la vida digital de la juventud es un fenómeno masivo, con más de 1.500 millones de usuarios activos y un uso diario medio que supera los 90 minutos, siendo la red dominante en menores de 30 años (63 % de sus usuarios en Europa tienen entre 16 y 29 años). Si bien nació como una plataforma de entretenimiento, su particular estructura de recomendación y su centralidad cultural la han convertido en un espacio dinámico y, a menudo, no intencionado, de circulación de discursos políticos.

Esta transformación se enmarca en una transición más amplia en el panorama mediático: el paso de un modelo de medios centralizados (televisión, prensa) que tradicionalmente estructuraban el debate político, hacia un entorno digital inherentemente fragmentado y personalizado. TikTok no solo ejemplifica este cambio, sino que lo intensifica, alterando profundamente la forma en que los jóvenes se informan, participan y, en última instancia, forman su opinión política.

Exposición a contenido político

En TikTok, la exposición al contenido político no requiere una búsqueda intencionada. Los discursos aparecen integrados en tendencias, vídeos personales, formatos humorísticos o análisis breves. Esta fusión de política y entretenimiento permite que los mensajes circulen sin etiquetas partidistas.

Según el Pew Research Center (2024), el 48 % de los usuarios de TikTok entre 18 y 29 años usan la plataforma para seguir temas de política o actualidad. El 84 % ve contenido humorístico sobre eventos recientes y el 80 % se encuentra con opiniones sobre noticias. TikTok actúa así como un espacio informal de información y posicionamiento político.

Muchos creadores combinan discursos ideológicos con relatos personales o códigos visuales propios de la plataforma. No se presentan como portavoces oficiales, pero funcionan como referentes ideológicos para sus seguidores. La interacción con sus vídeos (likes, comentarios, réplicas, compartidos) no solo amplifica los mensajes, sino que refuerza su función como forma de toma de postura.

Algoritmo

El sistema de recomendación de TikTok es clave para entender cómo se difunde este contenido político. Funciona de forma altamente personalizada, generando entornos informativos que refuerzan intereses y preferencias individuales. Entre sus mecanismos principales:

  • Detecta qué tipo de contenido se ve completo o se repite.

  • Analiza todas las formas de interacción: like, comentario, compartir, seguir.

  • Prioriza mostrar contenido similar al que ha generado engagement.

  • Evita contenidos que no generan respuesta, aunque sean ideológicamente opuestos.

  • Impulsa lo más viral, sin filtrar por contraste ideológico.

  • Limita progresivamente la exposición a discursos diferentes, generando burbujas de afinidad.

Opinión pública

En el modelo clásico, la opinión pública se construía como un espacio común, donde distintas voces podían debatir y confrontar ideas en medios compartidos. TikTok transforma este principio al segmentar los discursos en microgrupos cerrados, ajustados a la experiencia individual de cada usuario.

Lo que se presenta como una gran conversación política en red es, en realidad, una sucesión de experiencias personalizadas. La interacción constante con contenido afín dificulta el contraste y empobrece el debate público. En lugar de una esfera política colectiva, lo que emerge es una suma de comunidades ideológicas aisladas, donde el consenso y la deliberación se vuelven cada vez menos accesibles.

Relaciones parasociales y construcción de identidad política

Los vínculos emocionales que muchos jóvenes desarrollan con creadores de contenido político en TikTok explican buena parte de cómo se construye hoy la identidad ideológica. Estos vínculos, aunque unidireccionales, se sienten reales. Es lo que se conoce como relación parasocial: una conexión percibida entre espectador y figura pública, mantenida por la exposición constante, aunque no exista contacto personal.

Este concepto, formulado en los años cincuenta para describir el apego hacia presentadores de televisión, ha cobrado una nueva relevancia en el ecosistema digital. En TikTok, la relación no se da con políticos tradicionales, sino con creadores independientes —streamers, divulgadores, activistas— que generan comunidad desde la cercanía, el lenguaje informal y la narrativa personal. No representan partidos ni instituciones, pero actúan como auténticos referentes ideológicos para su audiencia.

El vínculo se construye de forma progresiva a través de factores como:

  • Tono directo y estilo reconocible.

  • Frecuencia de publicación, que genera familiaridad.

  • Narrativa personal, que humaniza el mensaje.

  • Interacción comunitaria: comentarios, memes internos, sentimiento de pertenencia.

Estos elementos refuerzan la ilusión de cercanía y consolidan al creador como figura de referencia emocional. El creador no solo informa: acompaña, interpreta y valida.

Para muchos jóvenes, la forma de posicionarse políticamente no surge de un análisis estructurado, sino de la identificación afectiva con quienes siguen. Se adoptan ideas, formas de hablar y referencias culturales no tanto por su contenido argumentativo, sino por la confianza construida con quien las emite. El creador se convierte en modelo, y sus ideas pasan a formar parte de la autoimagen ideológica del espectador.

Este proceso se refuerza con lo que se conoce como wishful identification: el deseo de parecerse al otro. No solo se valora al creador, se aspira a ser como él o ella. Su visión del mundo se integra en la propia identidad, no por obligación, sino por afinidad emocional. Así se consolidan formas de adhesión ideológica basadas más en el vínculo que en el razonamiento.

Trolling político y dinámicas de confrontación simbólica

El trolling político es una forma de participación basada en provocar, ridiculizar o atacar a otros con fines ideológicos. No busca el debate ni el consenso, sino generar reacción, ganar visibilidad o deslegitimar posturas contrarias.

En TikTok aparece en comentarios, vídeos de respuesta, dúos o costuras. Su forma varía: puede ser humorístico —memes, parodias, ironía— o malintencionado —insultos, burlas, desprecio—. En ambos casos, su función es marcar posición y reforzar identidades colectivas frente a un adversario.

En un entorno saturado de contenido, el trolling permite intervenir sin argumentar. Es rápido, reconocible y compartible. Frente a la militancia o el discurso elaborado, se impone como una forma cultural de posicionarse políticamente desde el entretenimiento.

Qué función cumple en las dinámicas de grupo

El trolling no actúa de forma aislada. Cumple una función dentro de las comunidades digitales que lo ejercen. Reforzar una identidad colectiva —“nosotros contra ellos”— es uno de sus efectos principales. Al ridiculizar al adversario, se consolida la pertenencia al grupo propio. Reírse del otro es una forma de validación interna.

Además, el uso reiterado de ciertos códigos o formatos crea una cultura compartida. Los chistes recurrentes, los guiños internos o los cortes de vídeo reutilizados actúan como marcadores de comunidad. El humor no solo entretiene: organiza, legitima y alinea posturas sin necesidad de argumentación explícita.

tiktok y juventud

Tendencias observadas en TikTok

  • Autotrolling
    Algunas comunidades aplican el trolling hacia sus propios referentes como forma de crítica interna o humor autoconsciente.
    ▸ Refuerza la autenticidad del grupo.
    ▸ Marca distancia con lo institucional.

  • Trolling hacia el adversario
    Gran parte del contenido se dirige a deslegitimar posturas contrarias con sarcasmo o ataque directo.
    ▸ No busca debate: busca reacción.
    ▸ Refuerza la oposición simbólica entre grupos.

  • Asimetrías ideológicas
    Estudios recientes muestran que el trolling no es igual en todos los contextos.
    ▸ En algunos casos, predomina el humor autocrítico.
    ▸ En otros, el enfoque es puramente confrontativo.
    ▸ La frecuencia, tono y objetivo varían según la orientación política del emisor.

🗂 Fuente: análisis de 8.000 comentarios publicado en Public Relations Review (2024).

El análisis histórico del presente como herramienta crítica

TikTok, igual que en su momento lo fueron la prensa, la radio o la televisión, muestra cómo cambian las formas de participación y construcción ideológica en la esfera pública. Lo que hemos analizado —algoritmos, vínculos emocionales, confrontación simbólica— no es solo comunicación digital: también es historia en tiempo real.

Estos procesos reflejan transformaciones sociales profundas. Estudiarlos desde la historia permite entender de dónde vienen, cómo funcionan y qué impacto pueden tener. No se trata de describir lo inmediato, sino de interpretarlo: ver qué mantiene, qué cuestiona y qué transforma en nuestra cultura política.

Qué fuentes y métodos puede usar un historiador

Estudiar fenómenos como TikTok desde la historia requiere adaptar las herramientas habituales de análisis. La cantidad de datos, la velocidad a la que cambian los contenidos y la interacción constante entre usuarios obligan a repensar cómo se seleccionan, interpretan y contextualizan las fuentes.

Fuentes disponibles:

  • Contenidos multimedia: vídeos, audios, imágenes, transmisiones en directo.

  • Metadatos: fechas, visualizaciones, interacción (likes, comentarios, compartidos).

  • Elementos textuales: descripciones, subtítulos, hashtags, comentarios.

  • Redes sociales: vínculos entre creadores, usuarios y comunidades temáticas.

Métodos aplicables:

  • Análisis del discurso, para estudiar cómo se construyen los mensajes ideológicos.

  • Historia cultural, para interpretar símbolos, lenguajes y prácticas compartidas.

  • Genealogía ideológica, para rastrear cómo se adaptan ideas políticas en nuevos entornos.

  • Estudios comparados, para analizar diferencias entre países, generaciones o plataformas.

  • Historia digital, para recopilar y visualizar datos desde herramientas tecnológicas.

Aspectos metodológicos clave:

  • Temporalidad: los contenidos cambian rápido; es clave documentar cronología y contexto.

  • Veracidad: el entorno digital exige una verificación constante de la autenticidad.

  • Ética: estudiar contenidos generados por usuarios plantea preguntas sobre privacidad y consentimiento.

  • Interdisciplinariedad: integrar enfoques de la sociología, la comunicación o la informática puede enriquecer el análisis sin perder el marco histórico.

Qué dificultades presenta estudiar el presente desde la historia

Investigar fenómenos actuales plantea retos que no se dan en el análisis de periodos pasados. El historiador debe enfrentarse a limitaciones específicas del entorno digital y a la falta de distancia temporal.

  1. Poca perspectiva temporal
    Al estudiar procesos en marcha, es difícil saber qué consecuencias serán duraderas y cuáles quedarán como episodios aislados.

  2. Fuentes inestables
    Muchos contenidos digitales desaparecen, se editan o no quedan archivados. Esto dificulta el acceso a evidencias consolidadas.

  3. Sesgos del presente
    El investigador está inmerso en el contexto que estudia. Eso puede influir en su forma de interpretar los hechos o priorizar unos temas sobre otros.

  4. Verificación complicada
    La cantidad de información, la rapidez con que circula y la facilidad para manipularla hacen que comprobar su veracidad sea un proceso exigente.

  5. Presión de las narrativas dominantes
    El relato actual —impulsado por medios y redes sociales— puede condicionar la mirada histórica y dificultar una interpretación crítica.

Por eso, estudiar el presente requiere aplicar métodos rigurosos y mantener una distancia analítica, aunque los procesos estén ocurriendo en tiempo real.

Qué oportunidades ofrece para la investigación histórica

Estudiar fenómenos digitales como TikTok desde la historia permite abrir nuevas líneas de investigación con impacto académico y social. No se trata solo de observar el presente, sino de analizar cómo están cambiando la cultura política, la ideología y las formas de participación. Para el historiador en formación, este enfoque ofrece varias posibilidades concretas:

  • Desarrollar trabajos de fin de máster o tesis sobre procesos actuales con métodos históricos rigurosos.

    • Ejemplos:
      • Investigadores de la Universidad de Málaga (como Ruth Gómez de Travesedo-Rojas, Marta Gil-Ramírez y Rocío Chamizo-Sánchez) están explorando la comunicación política en TikTok, analizando casos concretos como los de partidos políticos (por ejemplo, Podemos y VOX en España) y sus estrategias de vídeo corto. Sus estudios permiten comprender cómo los partidos adaptan sus mensajes y narrativas a este nuevo formato, y cómo se produce la interacción con los jóvenes votantes.
      • Julen Orbegozo Terradillos, Ainara Larrondo Ureta y Jordi Morales i Gras de la Universidad del País Vasco han investigado la comunicación electoral en TikTok en el contexto de las elecciones municipales y autonómicas en España (2023). Su trabajo se centra en las pautas de interacción y el índice de engagement de candidatos y partidos, ofreciendo una visión empírica de cómo la política se adapta a una plataforma centrada en el entretenimiento.
  • Conectar la historia con otros campos, como la comunicación política, los estudios culturales o la sociología digital.

    • Ejemplos:
      • Investigadores como Pavel Sidorenko-Bautista (UNIR) señalan cómo TikTok ha transformado la forma en que los jóvenes consumen información política y de actualidad, fusionando entretenimiento con discursos ideológicos. Esto invita a los historiadores a estudiar cómo las nuevas plataformas reconfiguran las fuentes de información y la construcción de la opinión pública, un tema tradicionalmente abordado desde la sociología y la comunicación.
      • Estudios recientes de la UOC (Universitat Oberta de Catalunya) han abordado el impacto de TikTok en el bienestar psicológico de los jóvenes y sus patrones de consumo, lo que puede ser analizado desde una perspectiva histórica para entender cómo las tecnologías han influido en las identidades y el comportamiento juvenil a lo largo del tiempo.
  • Aportar una mirada crítica a debates contemporáneos sobre juventud, polarización o redes sociales.

    • Ejemplos:
      • El Consejo de la Juventud de España (CJE) ha realizado encuestas que desmienten el mito de una juventud no politizada, destacando que un alto porcentaje de jóvenes utiliza TikTok para hablar de política. Esto abre la puerta a que los historiadores analicen cómo la participación política juvenil se ha transformado y adaptado a los nuevos espacios digitales, comparando estas dinámicas con movimientos juveniles de épocas anteriores.
      • La investigación sobre el trolling político en TikTok, como la mencionada en el artículo de Public Relations Review (2024), ofrece un campo fértil para el historiador que busca entender cómo la confrontación simbólica y la deslegitimación del adversario operan en la esfera digital, y cómo estas prácticas se comparan con otras formas de confrontación política a lo largo de la historia.
  • Explorar nuevas fuentes y enfoques, ampliando el campo de estudio histórico en la era digital.

    • Ejemplos:
      • El estudio del "influencer-político", una nueva categoría de actor político que emerge en plataformas como TikTok (ejemplificado por figuras como Ada Colau, como se menciona en algunas investigaciones), invita a los historiadores a analizar la hibridación entre la política y las culturas digitales, y cómo estas figuras construyen su ethos y movilizan a sus seguidores.
      • Investigaciones sobre el tratamiento de la memoria histórica en TikTok (como la de N. Alonso-López y P. Sidorenko-Bautista) demuestran cómo la historia misma es re-narrada y consumida en estas plataformas, lo que ofrece una oportunidad para los historiadores de analizar la "historia en tiempo real" y las dinámicas de interpretación del pasado en el entorno digital.
  • Analizar el presente desde la historia no es mirar demasiado pronto, sino intervenir con criterio en procesos que ya están moldeando el futuro.

Estos ejemplos demuestran que el estudio de TikTok y su impacto político no es solo una curiosidad del presente, sino un campo de investigación histórica legítimo y necesario, que ya está siendo activamente explorado por numerosos académicos.

El Historiador del presente: Tu papel en la comprensión de un mundo en constante cambio

Este análisis sobre TikTok y su impacto en la política juvenil no es una mera descripción de una tendencia digital; es una invitación directa a la historia en construcción, un campo fértil que clama por mentes críticas y formadas. Como investigador/a en historia contemporánea, sabes que los grandes cambios sociales no nacen de la nada; tienen raíces, evolucionan y dejan una huella profunda que solo una mirada histórica rigurosa puede desentrañar. Lo que hoy vemos en una pantalla es ya el material de la historiografía del mañana.

Si sientes la urgencia de ir más allá de los titulares, de desentrañar las estructuras, los discursos y las identidades que moldean el presente —desde la polarización en redes hasta la reconfiguración de la memoria colectiva—, necesitas las herramientas más avanzadas. No basta con observar; es imprescindible analizar con métodos probados, confrontar fuentes inestables y contextualizar fenómenos efímeros para extraer su verdadero significado histórico.

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