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Neuronavegación: clave para una cirugía cerebral precisa

20 Junio 2025

l margen de error en neurocirugía no admite improvisaciones. Intervenir estructuras cerebrales profundas, próximas a áreas funcionales críticas, exige algo más que habilidad técnica: requiere visión, planificación milimétrica y tecnología capaz de anticiparse al riesgo.

Hoy, la neuronavegación se ha convertido en ese instrumento que redefine los límites de lo posible en quirófano y en consulta. Pero, ¿qué hay realmente detrás de este término que aparece cada vez con más frecuencia en protocolos, publicaciones y manuales clínicos?

Este artículo no parte de una definición general, sino de una pregunta concreta: ¿por qué la neuronavegación se ha vuelto imprescindible en el abordaje neurológico moderno y qué debes saber si quieres trabajar con ella?

Qué es la neuronavegación y cómo funciona

La neuronavegación es una tecnología que ayuda a guiar al cirujano durante una intervención cerebral. Utiliza imágenes médicas —como resonancia magnética (RM) o tomografía computarizada (TC)— para crear un modelo en 3D del cerebro del paciente. Este modelo permite localizar con precisión lesiones como tumores, planificar el procedimiento y seguir una trayectoria segura durante la operación.

El proceso se desarrolla en varias etapas:

  • Obtención de imágenes preoperatorias:
    Se realizan estudios de RM o TC para captar la estructura cerebral en alta resolución.

  • Creación del modelo tridimensional:
    Un software transforma estas imágenes en un mapa cerebral 3D que incluye la lesión, las estructuras vasculares y las zonas funcionales relevantes.

  • Sincronización con instrumentos quirúrgicos:
    Durante la cirugía, los instrumentos están conectados al sistema de neuronavegación, que muestra en tiempo real su posición dentro del modelo cerebral.

  • Guiado en tiempo real:
    El sistema permite al cirujano ver por dónde avanzar, qué trayectorias evitar y cómo llegar al objetivo con la máxima precisión.

Beneficios principales de la neuronavegación:

  • Mayor precisión:
    Facilita la localización exacta de tumores u otras lesiones, minimizando la afectación de tejido sano.

  • Planificación detallada:
    Permite diseñar cada intervención con anticipación, optimizando la estrategia quirúrgica.

  • Menor riesgo de complicaciones:
    Ayuda a proteger áreas vitales, reduciendo el riesgo de secuelas neurológicas.

  • Mejor recuperación del paciente:
    Al permitir resecciones más completas y seguras, contribuye a una mejor evolución postoperatoria y calidad de vida.

Además, existen dos tipos principales de neuronavegación: la estructural, centrada en la anatomía cerebral, y la funcional, que incorpora información sobre la actividad neuronal y la conectividad. Esta última es clave para preservar funciones como el habla o el movimiento durante la intervención.

Campos de aplicación en neurocirugía funcional

La neuronavegación se ha consolidado como una herramienta clave en múltiples procedimientos neuroquirúrgicos, permitiendo una planificación más precisa, una ejecución más segura y una reducción significativa de los riesgos asociados. A continuación, se detallan sus principales campos de aplicación clínica.

Cirugía de tumores cerebrales
En intervenciones oncológicas, especialmente en lesiones profundas o próximas a áreas elocuentes, la neuronavegación facilita la planificación de trayectorias seguras y la delimitación precisa del tumor. Es particularmente valiosa en gliomas de bajo grado y en aquellos con márgenes poco definidos, donde ayuda a maximizar la resección sin comprometer funciones críticas.

Cirugía de la epilepsia
Cuando el foco epiléptico está claramente identificado, la neuronavegación permite abordarlo con alta precisión, optimizando la resección y minimizando el riesgo de secuelas. Resulta esencial en epilepsias farmacorresistentes, donde la intervención quirúrgica busca mejorar el control de crisis sin afectar zonas funcionales.

Trastornos del movimiento
En patologías como el párkinson o la distonía, la neuronavegación guía la colocación estereotáctica de electrodos para estimulación cerebral profunda (DBS). Su capacidad para alcanzar dianas profundas con exactitud milimétrica influye directamente en la eficacia terapéutica y en la seguridad del procedimiento.

Cirugía de la columna vertebral
En el entorno espinal, la neuronavegación contribuye a la colocación precisa de implantes pediculares y permite técnicas mínimamente invasivas y endoscópicas. También es útil en la corrección de deformidades complejas como la escoliosis y en la resección de tumores intrarraquídeos.

Cirugía de base de cráneo y senos paranasales
Estas regiones presentan una anatomía especialmente delicada. La neuronavegación facilita el acceso a lesiones complejas con control milimétrico, disminuyendo el riesgo de comprometer estructuras críticas como nervios craneales o vasos principales.

Dolor crónico y psicocirugía
En procedimientos funcionales orientados al control del dolor o a intervenciones psiquiátricas, la neuronavegación permite localizar con exactitud áreas corticales o circuitos implicados. Su integración en estimulación cortical o intervenciones de psicocirugía mejora la focalización terapéutica y la eficacia del tratamiento.

Cirugía vascular cerebral
En el tratamiento de aneurismas o malformaciones arteriovenosas, la neuronavegación guía la aproximación al punto exacto sin afectar vasos cercanos. Esto resulta clave para minimizar hemorragias o isquemias durante el procedimiento.

Biopsias estereotáxicas y endoscópicas
La neuronavegación incrementa la precisión en la obtención de muestras intracraneales, reduciendo el riesgo de errores de localización. Su uso permite realizar biopsias menos invasivas, con menor daño al tejido circundante y mayor valor diagnóstico.

Rehabilitación y neuromodulación
En aplicaciones no quirúrgicas, como la estimulación magnética transcraneal (EMT), la neuronavegación permite localizar con exactitud las regiones cerebrales a estimular. Mediante la integración de imágenes individuales de resonancia magnética, se mejora la focalización del tratamiento y se reduce la variabilidad terapéutica entre pacientes.

Aplicaciones clínicas en entornos no quirúrgicos

En contextos clínicos sin intervención quirúrgica, la neuronavegación se utiliza para localizar áreas cerebrales implicadas en síntomas cognitivos, del lenguaje o del comportamiento. Esta información permite ajustar planes de rehabilitación y seguimiento en pacientes con daño neurológico.

También se aplica en la evaluación prequirúrgica, cuando es necesario identificar zonas funcionales antes de decidir una intervención. Equipos formados por neurólogos, neuropsicólogos y terapeutas utilizan estos datos para tomar decisiones clínicas sin necesidad de entrar en quirófano.

Profesionales como psicólogos clínicos, logopedas o terapeutas ocupacionales emplean los resultados de la neuronavegación para diseñar intervenciones más precisas, alineadas con la actividad cerebral real del paciente.

Avances tecnológicos que están redefiniendo la neuronavegación

Integración de neuroimagen multimodal

La combinación de distintas técnicas de imagen permite construir modelos cerebrales más completos y útiles para la planificación neuroquirúrgica. Integrar resonancia magnética (MRI), tomografía computarizada (CT), fMRI y tractografía proporciona una visión anatómica y funcional simultánea, indispensable en intervenciones de alta complejidad.

La sinergia entre MRI estructural y fMRI, por ejemplo, permite delimitar no solo la localización de la lesión, sino también su relación con áreas activas durante tareas motoras o del lenguaje. Esto resulta especialmente valioso en pacientes con tumores próximos a regiones elocuentes, donde una resección segura depende del conocimiento preciso de los límites funcionales.

En neurocirugía funcional, la tractografía añade una capa crítica de información: permite visualizar haces de sustancia blanca y conexiones profundas entre regiones cerebrales. Esta capacidad de representar vías de comunicación neural —como el fascículo arcuato o los tractos corticospinales— es clave para evitar secuelas neurológicas en procedimientos como la resección tumoral o la colocación de electrodos para estimulación cerebral profunda.

Lejos de tratarse de imágenes independientes, estas modalidades se fusionan en plataformas de navegación que integran todos los datos en un entorno tridimensional coherente, lo que permite planificar abordajes personalizados con mayor precisión y menor riesgo.

Realidad aumentada y mixta

La incorporación de realidad aumentada (RA) y realidad mixta (RM) a la neuronavegación ha introducido una nueva forma de interacción con la información intraoperatoria. A diferencia de los sistemas tradicionales, que proyectan las imágenes en pantallas externas, estas tecnologías permiten superponer datos anatómicos directamente sobre el campo visual del cirujano mediante visores o pantallas montadas en el instrumental.

Un ejemplo concreto es VOSTARS, un sistema que proyecta en tiempo real la localización de estructuras cerebrales sobre el paciente, alineando los datos del modelo tridimensional con el espacio quirúrgico real. Esto facilita la orientación dentro de anatomías complejas y permite anticipar la localización de elementos que no son visibles a simple vista, como trayectorias vasculares profundas o márgenes funcionales.

Esta integración directa entre el entorno virtual y el físico agiliza la toma de decisiones durante la intervención, especialmente en situaciones donde el reposicionamiento visual constante entre el paciente y la pantalla puede comprometer la concentración o introducir errores.

A nivel funcional, la RA/RM supera a la navegación convencional en su capacidad de contextualizar la información espacial, eliminando barreras cognitivas entre lo visualizado y lo ejecutado. Esta inmediatez en la interpretación visual se traduce en mayor control sobre el trayecto quirúrgico y menor dependencia de referencias externas.

Inteligencia artificial y machine learning

La aplicación de inteligencia artificial en neuronavegación está transformando la planificación quirúrgica mediante algoritmos que automatizan tareas críticas con alta fiabilidad. En la fase preoperatoria, los modelos de machine learning se utilizan para segmentar de forma precisa estructuras anatómicas en resonancias y tomografías, identificando automáticamente lesiones, trayectorias vasculares y zonas funcionales a preservar.

Algunos sistemas permiten, además, predecir trayectorias óptimas para acceder a dianas profundas, minimizando el paso por tejido crítico. Estas trayectorias no se basan únicamente en distancias anatómicas, sino que consideran la conectividad cerebral y el contexto funcional del paciente, lo que refuerza la personalización del abordaje.

Durante la intervención, la IA puede integrarse en plataformas que actualizan los datos en tiempo real, ajustando los márgenes de seguridad si se detecta desplazamiento cerebral o variaciones en la estructura intervenida. Esto mejora el control intraoperatorio sin interrumpir el flujo de trabajo quirúrgico.

Frente a la planificación manual, estos sistemas reducen la variabilidad entre operadores, aceleran el análisis prequirúrgico y disminuyen la carga cognitiva en procedimientos de alta complejidad. La consecuencia directa es un entorno quirúrgico más eficiente, con menor riesgo de error en la identificación de dianas o en la delimitación de márgenes de resección.

Cirugía robótica y automatización

La integración de sistemas robóticos con plataformas de neuronavegación ha abierto nuevas posibilidades en procedimientos que requieren una alta precisión espacial. Estos sistemas se utilizan, por ejemplo, en biopsias estereotácticas, colocación de electrodos para estimulación cerebral profunda (DBS) y resecciones de lesiones profundas, donde el control exacto del trayecto es crítico.

La robótica aporta estabilidad mecánica y capacidad de repetición milimétrica, aspectos especialmente relevantes en trayectorias que atraviesan regiones anatómicas complejas o estrechas. A diferencia de la manipulación manual, el brazo robótico ejecuta los movimientos planificados sin desviaciones, manteniendo una alineación constante con las coordenadas establecidas por el sistema de navegación.

Este grado de precisión no solo mejora la eficacia técnica, sino que también reduce la carga física y cognitiva del cirujano durante procedimientos prolongados. En entornos con alta densidad de estructuras críticas, como la base del cráneo o las zonas periventriculares, la automatización de trayectos previamente definidos permite centrar la atención en la toma de decisiones clínicas sin perder control sobre la ejecución.

Más allá de la asistencia, la robótica actúa como extensión física de una planificación digital compleja, ejecutando con exactitud lo que ha sido diseñado a partir de datos de imagen y modelado tridimensional.

Retos actuales y cómo se están resolviendo

Desplazamiento cerebral intraoperatorio (brain-shift)

Durante la intervención, la anatomía cerebral puede alterarse por la pérdida de líquido cefalorraquídeo, la resección de tejido o el efecto de la gravedad. Este desplazamiento reduce la precisión del sistema de navegación basado en imágenes preoperatorias, que ya no reflejan con exactitud la posición real de las estructuras.

La solución más extendida es la actualización continua del modelo mediante imagen intraoperatoria. El ultrasonido transquirúrgico se emplea por su disponibilidad y rapidez, mientras que la resonancia y la tomografía en quirófano ofrecen mayor resolución en centros que disponen de esos recursos. Además, se están desarrollando algoritmos que ajustan automáticamente las coordenadas en función de los cambios detectados, mejorando la fiabilidad del sistema en tiempo real.

Imagen intraoperatoria: ajustes en tiempo real

El uso de imagen durante la cirugía permite detectar variaciones anatómicas y corregir trayectorias sin abandonar el campo quirúrgico. En procedimientos prolongados o con riesgo de deformación tisular, la integración de nuevas adquisiciones —principalmente ultrasonido o CT— asegura que el modelo tridimensional siga siendo útil.

Estas actualizaciones permiten verificar la posición de márgenes quirúrgicos, recalibrar el instrumental guiado por imagen y, en algunos casos, modificar el plan quirúrgico con base en la evolución intraoperatoria. Aunque su implementación exige equipamiento específico, su impacto en la seguridad y en el control intraoperatorio es ya incuestionable en centros de referencia.

Visualización de incertidumbre y márgenes de confianza

Algunos sistemas de navegación comienzan a representar gráficamente las zonas de menor fiabilidad. Estas áreas, calculadas en función de la calidad de imagen, el registro anatómico o la profundidad, se visualizan mediante escalas de color o márgenes difusos que alertan al cirujano sobre posibles desviaciones.

Esta información permite adaptar la resección o decidir una verificación adicional antes de actuar en zonas de alta sensibilidad. Incorporar la incertidumbre en la interfaz mejora la toma de decisiones y reduce el margen de error en situaciones clínicas complejas.

Desigualdad tecnológica e infraestructuras limitadas

La precisión de la neuronavegación no es homogénea en todos los entornos quirúrgicos. En hospitales con menos recursos, las limitaciones técnicas afectan tanto a la adquisición de imagen como a la disponibilidad de software actualizado o personal especializado.

Para reducir esa brecha, se están desarrollando soluciones portátiles, modelos basados en imagen estándar y programas de entrenamiento remoto. Estas estrategias buscan ampliar el acceso a la navegación de precisión sin depender de grandes inversiones estructurales, adaptando la tecnología a entornos clínicos diversos.

Casos actuales y líneas de investigación clínica

 

 

Cirugía de columna con neuronavegación y arco en C 3D (Hospital El Pilar, Guatemala, 2024)
Un paciente con fractura vertebral en L3 y compresión medular fue intervenido con apoyo de TAC preoperatorio y arco en C 3D intraoperatorio. El sistema permitió la colocación precisa de tornillos pediculares bajo navegación en tiempo real, evitando estructuras críticas. El paciente recuperó movilidad sin complicaciones neurológicas.

Neuronavegación en tumor cerebral de fosa posterior (Hospital Viamed Montecanal, España, 2024)
En un niño de 9 años con meduloblastoma, se empleó resonancia preoperatoria y escáner intraoperatorio. La resección completa del tumor se realizó mediante craneotomía mínima, evitando el tronco cerebral. La navegación permitió controlar márgenes y estructuras vasculares, sin secuelas neurológicas tras la cirugía.

Cirugía de MAV temporal izquierda con neuronavegación y tractografía (Hospital Dos de Mayo, Perú, 2023–2025)
Un paciente con epilepsia resistente fue intervenido por una malformación arteriovenosa cercana al fascículo arcuato. Se integraron imágenes de RM y tractografía, preservando estructuras del lenguaje mediante navegación y videoangiografía. Se logró la resección completa, con resolución de las crisis y sin déficits funcionales.

Cirugía compleja de columna con neuronavegación (Clínica Universidad de Navarra, España, 2025)
En una reintervención por pseudoartrosis y fibrosis, se usó TAC intraoperatorio y neuronavegación para colocar nuevos implantes. El sistema permitió navegar zonas alteradas anatómicamente con alta precisión. La paciente tuvo una recuperación más rápida y menos dolor postoperatorio.

Más allá de la técnica: por qué formarse en neuronavegación es clave

La introducción de la neuronavegación ha modificado el estándar de actuación en neurocirugía, neurología y neuropsicología clínica. Ya no se trata solo de operar con mayor precisión, sino de integrar imágenes, datos funcionales y sistemas inteligentes para intervenir con mayor control, menor riesgo y mejores resultados.

Para los profesionales implicados en el abordaje de patologías neurológicas —desde neurocirujanos hasta psicólogos clínicos o fisioterapeutas—, comprender y utilizar estas herramientas no es una ventaja competitiva: es una exigencia creciente de la práctica clínica contemporánea. Dominar la neuronavegación exige conocimientos actualizados en neuroimagen, conectividad cerebral, planificación funcional e inteligencia artificial aplicada.

En un contexto donde las decisiones terapéuticas deben adaptarse a cada paciente en tiempo real, formarse en esta tecnología significa estar preparado para liderar procedimientos más seguros, diseñar intervenciones individualizadas y colaborar en equipos clínicos de alto nivel.

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